Yo quería quererte hasta las tres de la tarde del Miércoles, pero vos tenías otra cosa en mente. Siempre que quise quererte te aburriste hasta quedarte dormida. Fue regla. Como cada vez que te quise olvidar y estuviste ahí para mantenerme despierto. Sos como el alcohol en la herida que habíamos olvidado, quemás y ardés en mi propia carne.
Después la taza de café y el pelo sobre la mesa. Las dos de la mañana y las cuatro de la tarde. Mi Jueves que no llega, mi Martes que se hace eterno. Y vos...vos siempre fuiste vos. El problema no es que lo seas todavía, el problema es que yo no soy él. Y verte es siempre una lágrima, o una tostada sin untar. Verte es volver a estar ciego.
Después la taza de café y el pelo sobre la mesa. Las dos de la mañana y las cuatro de la tarde. Mi Jueves que no llega, mi Martes que se hace eterno. Y vos...vos siempre fuiste vos. El problema no es que lo seas todavía, el problema es que yo no soy él. Y verte es siempre una lágrima, o una tostada sin untar. Verte es volver a estar ciego.