-¿Sabés qué Santibañez? Yo siempre creí que en el momento de tu muerte, se te pasaba toda la vida como una película en blanco y negro por delante de los ojos.

-¿Por delante?

-Bueno, por delante, o por detrás. Pero lo que es seguro es que era tu existencia. Así de mayúsculo el tema. Y se veía fragmentada, como una película muy pixelada o de mala calidad. Y es cuadro por cuadro en cámara lenta, rápida, lenta, rápida. Al final parece una mezcla de película cómica con tragedia.

-Una tragicomedia de tu vida en fílmico segmentado. Interesante sería. Pero decime, ¿por qué en blanco y negro?

-Qué se yo, son creencias. Se me figuraba así, supongo que uno cuando imagina, cree o lo que fuere, necesita darle cierta imagen o forma a eso que es objeto de su creencia, ¿no?

-No sé. Puede que sí. En fin, decías...

-Nada, eso. Creí siempre en esa forma de morir. Estaba seguro de que no me moría sin ver eso antes. De cierta forma era como un blindaje, una garantía de que no debía sentir temor en determinadas situaciones. Digo, si no ves tu vida en un segundo, no estás muriendo.

-Interesante, insisto. Pero...¿Y si te morís sin eso? Digo, ¿si era una imaginación falaz, una creencia infundada, un desvarío sin razón, etcétera? Capaz te perdías de sentir lo que realmente se siente cuando se muere, a la espera de eso que no pasa y esperabas que sucediera. Una muerte incompleta, una muerte infructuosa, qué esperanza!

-Si, supongo que hubiese sido el final de una intrascendente vida, y sin siquiera notarlo. Aunque también hubiera tenido el beneplácito de no sufrir. No se puede sufrir por morir si ni siquiera se sabe que se está muriendo. Es una linda manera de morirse Santibañez, levantarte e ir al baño, caminar hasta el laburo, sentarte en la silla, trabajar en forma autómata, volver a casa en subte, leer el diario en el baño, la ducha antes de la cena, la cena en soledad, la soledad antes de dormir, la película del canal estatal (o algún VHS que ya haya visto, sabés que odio lo impredecible), medio alplax, 1/4 de copa de malbec san juanino, y morir. Es un buen día, si lo mirás en perspectiva.

-¿Desde la perspectiva del suicida o desde la perspectiva del depresivo? ¿O de un depresivo con tendencias suicidas?

-No exageres tampoco, ¿por qué lo decís? Al otro día te velan hasta mediodía y después,¡a mejor vida!, y si te he visto no me acuerdo.

-Lo digo porque todo el día fue la muerte. Vos decís livianamente, "y morir", como si tal cosa no hubiese sucedido primero en la sucesión de una rutina aplastante, che.

-Bueno, fue un ejemplo Santibañez, además cada uno vive como quiere, y cada cual muere como puede. Igual no me preocupa en demasía, yo sin la visión que te decía, no me muero.

-¿Por qué te gustaría tanto verla? Suponiendo que "gustar" sea el término correcto, ponele, ¿De qué te serviría ver eso antes de morir?

-De nada. Calculo que a esa altura todo estará dicho, todo hecho, todo finiquitado y yo con un torro de la hostia. Pero en algún recóndito e inexplicable paraje de mi morbo interno, creo que así sabría que estuve vivo. Si no lo veo, jamás sabré si estuve vivo, si lo estoy siquiera. Y me la pasé toda la vida (ahora no sé si no era la muerte) pensando en morir dignamente. Merezco la dignidad de saberme vivo, o de saberme muerto. O de saber, solo eso.

-Saber no cambia nada. Yo no sé, y me dedico a vivir. Lo que te pasa a vos no es que te asuste estar muerto sin saberlo. A vos lo que te aterra es estar vivo, por eso vivís como muerto, en la inercia absoluta, sumido en la monotonía superficial del cuasi muerto, del cuasi vivo. No sos, pero tampoco dejás de ser. Ser y no ser al mismo tiempo, soberbia pura Santibañez eh!

-Interesante.

*El título lo puede entender solo una persona. Grosso (?)