Si al final todo dará igual...

Si nuestras mil y una noches se habrán hecho mañanas.

Si la precisa y certera rutina habrá caido sobre nuestras ganas. Y con su implacable acidez, y su penetrante desgano, mutilará mi memoria y te borrará de mi.

Si cada palabra sabia, será una anecdota borrosa de esos tiempos anudados entre el pecho y la garganta.

Si los deseos urgentes de un tiempo de guerra, serán los bloqueos permanentes de nuestra acción de gracia.

Si en cada grotesca contracción de dolor, arderá ante mis ojos el contrato tácito de amor eterno.

Si la sonrisas violentas de la vida hecha felicidad, morirán abriendo surcos y mutarán en arrugas irreconocibles.

Si los incesantes debates nocturnos, serán ecos opacos de dos voces que no quieran hablarse. Y en un beso sin labios, callarán para siempre las verdades que nos hayan sido otorgadas al pasar los años.

Si reconocer ese odio a la mentira, sea entender y enfrentarse con el dolor de la realidad. Que abofetea con afligida convicción, las mejillas infertiles y putridas de nuestra vieja consciencia.

Si cada vez que me mire al espejo, vea a ese niño que fue hombre en tus senos y a los que volvió por inercia y ante cada nueva desilusión.

Si cada día nacerá una vez más la necesidad de volver a recordar tus labios cálidos. Apoyando su milagrosa medicina de silencio sobre los míos. Obligándolos a pertenecer a un ayer que mientras dure, será o fue eterno.

Si al final, todo dará igual...pero nada habrá sido en vano.


Todo es una gran maraña de nadas. Un montón de nadas que se entrecruzan y hacen de la nada, más nada. Una nada que parece no tener sentidos, razones o formas. Una nada que por ser conjunción de otras nadas se vuelve única, irrepetible.

Y aunque nada hará de nuestra existencia una cuestión crucial para el resto de los mortales. Aunque iremos desapareciendo y siendo olvidados al pasar el tiempo de recordarnos. Aún así estamos hechos de los hechos.Y precisamos de esos momentos para buscar, aún en la inexistencia, una validación a nuestro existir. Pues bien, hay uno. Hay dos. O tres.

Y todos se relacionan con lo mismo. Amar y ser amados. Parejas, padres, hermanos, hijos, amigos o quienes sean pasajeros casuales de nuestro mismo y único vagón de vivencias. Porque de eso nos alimentamos al fin y al cabo. De el abrazo grande que pienso darte. De saber que nada hará que te duela menos el dolor, pero aún así quiero compartirlo.

Si nada quedará, que esa nada sea lo más cargada posible. Que te llenes de nada ajena. Que nades en abundancia de nada. Y ahí, decime si nada te importa. Si nada vale la pena. Ahí decime si encontrás razón para la vida. No sé si la haya. Pero yo encontré una y me parece buena.



Este post puede tener mil lecturas y posibles destinatarios. Pues bien, que así sea. Pero lecciones Bucayescas al margen, vaya para Anika. Una mujer que, quizás sin saberlo, me ha servido de maestra en determinados aspectos. Una gigante que, de apariencia endeble, tiene una fortaleza sorprendente. Una persona que da gusto haber conocido. Y a quien lamento dejar de leer, pero al menos, le daré un abrazo.




...Y que se yo. Podrí hacer un recuento, auto celebrarme, comparar mi vida de un año a esta parte y mil cosas más. Pero no...
Cuenten ustedes que les genera que haya pasado un año, como cayeron acá, por qué seguir o no seguir viniendo. Blah. Esas cosas que hacen que mi ego tenga erecciones(?).

Abrazo
Toro




En un arrebato inesperado, su conciencia lo maniató inescrupulosamente. ¿El tipo?, desfachatado, sinverguenza, de esos fracasados simpaticones. ¿Sabés de cuales hablo?, los porteñazos de siempre, los bocones, los sabetutti a los que nunca les sale una. Esos villanos antiheroes de los dibujos animados o alguna tira cómica de las de antes. Un Pierre Nodoyuna, malo pero "hasta ahí", con una maldad limitada, que a su izquierda choca con la ética y a la derecha lo coerciona la mala suerte. Recibido de doctor en la universidad de la calle, conocido por todos y por nadie, como Menéndez.

Bueno, decía entonces que le dio un ataque de hacer lo correcto, y esto no debiera ser algo fuera de lo normal. Salvo que...siempre hay peros, y acá el pero espera, pero desespera y resurge, y ahí es cuando no hace pausa y la salvedad se hace presente.
En que estaba? Ah sisi...Justo cuando parecía que por fin su vida iba a darle una experiencia para contarle orgulloso a sus nietos, le sobreviene el enanito angelical en el oido izquierdo. Con su vocecita de madre/padre, tutor o encargado, voz hinchapelotas si las hay, decía así: - No robarás -(Era un enano a desgano, con salario mínimo y pocas expectativas de ascenso, ergo, minimizaba esfuerzos y saliva. Como si fuera poca tamaña insatisfacción, su Dios era escueto de vocabuario y "corto" al escribir los textos).

El doc se trenzó en tremenda discusión con el petizo asalariado, y entre otras cosas le dijo así al pasar:

-Vos no sos quien para decirme que hacer!, que no robe, que no la mujer de Prójimo, que no a la codicia, ni a la gula, que esto que lo otro...hay que hacer algo divertido de vez en cuando che!

-Podés, otras cosas.

-Cuales? Rezar, ser buen sanmartiniano, y qué más?

-No me pagan para eso.

-No te pagan, aunque arriba diga que cobrás mal.

-Sé buenito y no te llevé esa rueda de auxilio que no te pertenece.

-Pero acaso el tiene comprobante de pago? Eh!?

-Yo soy pacífico, no pieso contestar con violencia o vehemencia.

-Dice allá arriba que tenés poco desasnante, así que no te hagás el logi y coratala con las palabras de difícil entendimiento y/o comprensión. Hago lo que quiero esa goma es mía. Casi casi mía, está loca por mi, y por eso ella es mía.

-Sergio Dalmata, frenate ahí!, te reconocí al toque. No me hagas golpetearte los pómulos eh!

-Que me decís perro? Soy el Dr Menéndez, violador de profesión, ladrón de joyas por elección, carterista aficionado y cerrajero retirado - dijo lanzándole terrible piñón certero al gula gula.

Idescriptible es lo que continuó a continuación, pero voy a describirlo. Golpes, mordidas, pellizcones, cosquillas, caricias y al final un divorio violento. El ataque de la enana e invertebrava conciencia, terminó con los anhelos de ladrón de Menéndez. Pero una batalla, no era la guerra completa, ni un diente perdido, una dentadura postiza. Sabrán ustedes que un perdedor, es crónico y no no se hace por tan solo un pifie. Es por eso que pronto lo intentaría de nuevo. Y una y otra vez. Cíclicamente. De ciclos.

Cuanto más perdía, mayor su deseo de triunfar en el tremendo mundo del pobre tipo. Como la vez que quiso estafar un local de comidas rápidas llevándose dos sachets de katsup de arriba. O aquella vez que en el periplo de violar una bolsa hermética, terminó atrapado y al borde de la asfixia. Y son solo unos escasos ejemplos de su escasa fortuna, que seguirá dando que hablar en este espacio reducido, denominado desde ahora y en más: Los infortunios del Pseudoctor Menéndez




Ahora que al fin me encuentro y ya no camino por la confusión...

Ahora que no me hayo perdido, porque me acuesto a tu lado y me siento definido...

Ahora que duermo de corrido, amanezco en tu sonrisa y me sonrío al amanecer...

Ahora que los besos son tus labios, y la vida, tiene nombre de mujer...

Ahora que transito la felicidad, con la complicidad de unos pies, que, ocultamente, no habían ovidado los pasos dados...

Ahora que las palabras hacen poco por expresarnos, y los abrazos de tu brazos, me abrasan en silencio...

Ahora que los sueños se cristalizan, en el cruce de miradas, de tus guías a mis ojos...

Ahora que el presente se distancia del pasado, y le dicta al futuro, como ha de venir...

Ahora que no hay miedos, ni peligros al acecho, y la mayor adrenalina consiste en hacernos sentir...

Ahora que el placer es un sonido cotidiano y amarte una rutina que no se torna rutinaria...

Me acerco a tus oidos y les susurro en un canto de plegarias, que no se olviden de este lacayo, que ha de traer hasta su cama...una vez más el amor, que no se acaba, ni detiene su crecimiento...pero que en un acto de desafío, promete un pasado mañana, más antes que el mañana mismo. Un después del próximo día, en el que ya no hayan despedidas, ni necesidades acumuladas. Donde al fin se fundan, las ganas y la razón, el deseo y la desazón. Y fundidos en uno, los dos, oberven al "para siempre" y le besen el ego, hasta atraerlo para ellos y acabar comenzando, y recomenzando una y otra vez...

Que me esperes, que te amo...eso.