Estoy al borde del abismo. Pero el abismo no es solo tentador. Es mucho más que una dulce recompensa por jugar a querernos, es saberme entregado sin más remedio. Todos saben que el cuero curtido se raja más fácil, pero eso no es excusa.
Lamer heridas no es un deporte, pero si una materia aprendida. Los primeros auxilios no me alucinan, aunque he sabido practicarlos. Pues bien, me vas convenciendo, o yo mismo lo hago? Que más da, si mientras escribo estas lineas tomo carrera para arrojarme. Ahí voy. A flotar. De la mano, abrazados, o admirandonos el uno al otro. Suavemente envueltos en una mata de aire caliente, de olor a ganas.
Me dejas gritarlo? Que se sepa: Hay vida después de la muerte, y las resurrecciones son lo más dulce.