"There's a calm surrender
To the rush of day
When the heat of the rolling world
Can be turned away
An enchanted moment
And it sees me through
It's enough for this restless warrior
Just to be with you

And can you feel the love tonight?
It is where we are
It's enough for this wide-eyed wanderer
That we got this far
And can you feel the love tonight
How it's laid to rest?
It's enough to make kings and vagabonds
Believe the very best"


La lengua se anudò tras el balbuceo de esas palabras. Los sonidos se apagaron sin formar ningùn sentido. Vibraciones guturales, y una garganta vacìa, seca. Tragaste dos veces y suspiraste una. Luego el miedo escudò a las desafiantes estrofas del himno de tu despedida. Una a una se sucedieron hirientes, humillantes, denigrantes y aùn asì, valientes. O inconscientes.

Me arrodillè ante tus làgrimas y besè tu ego. Sucumbì ante tus palpitaciones y residì en tu pecho. Pasè una navidad y dos noches buenas, fui padre e hijo. Te hice y deshice, de creador a creado. Soñè una noche de vestidos e inocencias. Te pintè mil gestos mìos. Te adornè con las joyas de la falsa corona. Como simbolo de soberbia, como simbolo del desconcierto.

Murieron los retratos de tu antigua panacea. Cayeron los muros, agolpando cada piedra en el recuerdo de tu olvidado reinado. La fachada fetichista, y un cimiento ajado que alejaban cualquier supuesto idealista. Tu YO màs nuevo y el que mejor te sentaba, se bifurcaron hacia el plebeyo lodal. Chapotearon juntos, los mugrosos e irreales de una nueva realidad. De tu ùnica verdad.

No quice dejar de amarte. Mi veneraciòn era infinita. Pero como en el acto de tu asunciòn, el destrone fue rutilante. Ni compungido, ni aun vencido. Decepcionado y obsesionado. Seccionado. Te di un cargo del que solo bajaste, para confirmar lacònicamente, mi amor por tu naturaleza, sea cual sea.