*A razón de este post. El tìtulo pertenece a este libro.

En el 2001 me dejó ella. Me dejó -digo- porque literalmente me hizo a un lado. No hubo forma de que en mi cabeza cupiera explicación alguna. Dolor y más dolor, entre saqueos y corralitos. Lo peor del caso, es que mi memoria no es tan virtuosa como la suya doctor(?), sino que ella se encargó de legarme una plaga de recuerdos agrios.

Si en el 2001 hubiesen muerto los desposeidos, mis ojos ciegos no verían lo que no quiero ver. Pero la raza parece empecinarse en sobrevivir, y se cargan el mote de cartoneros, cuando son solo guardianes del pasado que violentan mi tranquilidad. Y cada chico en la calle, me recuerda a MI Soledad. Cuando el mundo se libere de la pobreza cíclica, yo me habré librado de ella. Y cuando el mismo mundo olvide que alguna vez existió Africa, entonces olvidarás también a Soledad.

Muchas veces las catastrofes ajenas, son la excusa perfecta para escapar a las pequeñas tragedias propias. Y muchas otras, nuestra pequeña porción de miseria, no nos deja ver que hay mucha basura cruzando el horizonte de nuestra acotada percepción. Pero qué va...si somos los mismos que proclamamos la Objetividad como mentora del justo juicio y análisis. A veces, muchas veces, pienso que si nos empapasemos más de vida, hablaríamos mucho menos, y tendríamos mucho más que decir. Pero claro que al rato se me pasa, le escribo dos o tres nostalgias a ella, pongo un poco de música, me fumo un porro y con un vaso de vino en la mano, me vuelvo a enamorar...irremediablemente.