Se iría apagando despacio. No cegaría su luminaria compañía en tan breve instante. No quería hacerlo así. Pero no podía querer no quererlo. El estallido fue el apagón, ese apagón agrio y moreno, de talla grande e imprecisa. Quizá por eso nos asusta, quizá por eso nos duele.

El dolor no se apaga. No se mitiga siquiera? La pregunta redoblando sus sesos, abarcando más espacio del que jamás abarcó una pregunta. Lo consumía la respuesta que no se daba a conocer. Lo desvelaba la ligereza en la que se desvanecía cada intento de responderla.

Y no pudo callar el alarido de su epicentro. Lo recorrió de punta a punta, le estremeció cada sentido. Y esa extralimitación sensorial, lo bloqueó. Y nunca más pudo sentir. No quizo. Vio allí la posibilidad de deshacerse de los pesares y el siufrimiento para siempre. Sino genero ningún sentir, no habrá de generarse ningún dolor.

Y no pudo. Y una vez más lloró los mares de la lejanía. Se ahogó en su intento por mantenerse a flote. Quemó los troncos de su última posibilidad. Eliminó la balsa que lo llevaría al eterno desencanto de ese mundo sin lazos de cartón. Y lo celebró.

La celebración fue esa muerte. Ese punto desencadenó una marejada de de recuerdos. Esa oleada traía consigo un sinfin o al menos una buena suma, de esos desacartonados y espontáneos reflejos de humanidad. Pero esta vez hubo nuevos, los hubo de colores desconocidos, opacos. Grises en su mayoría. Y esos grises tenían dos posibilidades por más nuevos que fueran.

El gris vira. Y en su tinte está el seno de su variación. Entre el blanco y el negro, podrá intentar fluir. Y depende de nosotros que así sea. Llegará el día en que habremos de dominarlo? No. Pero a ciencia cierta sé, que la dominación no es legitimada. En cambio esa transformación lenta y pausada sí. Y si es por medio de esa sonrisa que traen los recuerdo brillosos, mejor aún. El Gris nunca será blanco, pero vieran que linda puede ser una melancolía pintada en tonos claros.

Esto es paa vos Johi, creeme que es lo único que puedo hacer por vos, y ala vez es nada. Pero sé que la menos vas a disfrutar leyendo, eso es una alegría inmensa! Te quiero pendeja, forza...