La historia me demostraría lo contrario. No es que tuviera real interés puesto en averiguar tal verdad. Pero como quien no lo quiere, fui premiado con una invaluable y verídica historia. Capaz de subvertir el orden actual de los acontecimientos y falacias que han sido afirmadas durante más de un siglo de rivalidad eterna.

Un día parecido a este, pero con un poco más de calor y humedad, llegó a mis manos esa carta reveladora. Estaba lacrada como en las películas esas de caballeros adinerados e hiper-imponentes. Me costó decidirme a abrirla, puesto que a pesar de mi curiosidad, pretendía conservar ese sello de lacre para siempre, como presuntuoso trofeo para quien ha sido uno más de los tantos comunes que padecemos la rutina de lo normal.

A simple vista soy un ser cuadrado, no tanto por mi prominente barriga y su ampliación lateral, como por la terquedad que me domina. Es de una especie en extinción este humilde servidor, y es que, pecando de soberbio, debo ser el hombre más estúpido sobre el planeta tierra, confirmando así que mi existencia carecía de sentido. Y que soy capaz de defender a Susana, reafirmando su espectacular teoría sobre la supervivencia de los Dinosaurios en la era contemporánea, o aplaudiendo de pie a Carlomagno cuando perjura que en Córdoba estará la base interespacial que desprenderá un cohete que irá a la estratosfera retornará y nos transportará de aquí a cualquier parte del mundo (Ej. China, tan de moda por estos días), en una o dos horas. Lo de una o dos horas, es por problemas en la medición de la resistencia del viento, sino seríamos más precisos. Hora, hora y cuarto calculo.

En fin, retornando a la historia que hoy nos compete, prosigamos. Ese sobre que aún hoy conservo, era de una textura fina, delgada, suave y aterciopelada, poco usual para una carta en esa época. En estas también, pero eso es porque hoy pocos mandarían una carta sellada, pudiendo mandar un e-mail encriptado. De todas formas, quedé perplejo acariciando una y otra vez a pelo y contrapelo tal tesoro, como si realmente valiera lo que para mí representaría. La luz que cegó mi inteligencia y opacó mi capacidad de reflexión y posterior cambio de opiniones ante los hechos obvios que demostraban mi idiotez y equivocación., fue la misma que me iluminó una nueva beta y le dio un nuevo leit motiv a mi parsimonioso andar apático.

No esperen grandes hallazgos, no hay tales en esta historia de calores y fríos, pero si hay una intensa y desmitificante realidad. Los pingüinos no existen.
Si sí, ya se que muchos de ustedes dirán:- Ay, pero que boludo este, si eso ya lo sabe cualquier canalla hace añares!...
También habrá quienes sean más duros y directamente quieran organizar una hoguera en el monumento a la bandera y matarme como ejemplo aleccionador para cualquier futuro escritor de falsedades y descubrimientos ya descubiertos, pero serán los menos. Posiblemente a ustedes, mis detractores, les encantará saber que este amorfo rejunte de huesos y tejidos, no es sólo eso, sino que además parece ser un ser no pesante, pero capaz de reproducir un secreto a voces, con un único fundamento como base y generador.

Pero entremos de lleno en el asunto que nos interesa saber. Qué carajo decía ese sobre, o mejor dicho, que decía el papel que había en su interior. Muchos querrán saber como sé que adentro había un papel. Pues evidentemente, soy un vidente, porque lo abrí y había eso, confirmado, era un papel.
Era un papel texturado, con pequeños agujeritos respiradores. De un color ambar intenso, era de unos 200 o quizá más años de antigüedad. Lo sé, porque desprendía un olor a muerto viejo que impregnaba hasta las fosas nasales de una foca.

Estaba fechada 200 años antes, por ende, ahí supe que mi párrafo anterior era acertado. Destinatario era el que debía recibirla, y supongo que soy afortunado, porque según el encabezado de la carta, era para un tal A.Quien Corresponda. Está de más decir que en esas épocas se usaban nombres de verdad raros eh. Igual me queda la duda, cual sería el verdadero ombre detrás de la A? Decidí no preocuparme por tal causa, ya que sino este texto nunca vería su fin.
Y decía lo siguiente:

“A quien corresponda:

Se preguntará porque razón usté recibe esta carta verdad? Pues bien, para hacerle las cosas más fáciles, he decidido escribirle en un lenguaje coloquial para lo que será su época. La causa es simple, el método complicado.
La verdad le será revelada para placer de su pueblo. Y el pueblo es Central. Pero antes le cuento que molestias me tomé para que Ud. lea esto hoy día. No es que cambien el trayecto histórico, pero me costó tanto y soy tan Idishe Mame, que quiero hacerlo sentir culpable.
Vio esa película que se filmará en 180 años máomeno?, sí, la del hiperkinético ese, aunque le digan mal de Parkinson en sus días. Y el Profesor Lokovich, pero con nombre cambiado. Bueno resulta que yo fui el que dio la idea a mi tatara nieto Emmet Brown, para lo cual primero tuve que viajar al futuro, obviamente. Una vez allí le conté como podría hacer plata con mi invento peliculizado, y le dejé esta carta que se transportaría con el de Lorean por el resto de los tiempos, así llegaría a Ud en esta, su era.
Vio esa carta que le entregan a Mc Fly, bajo la tormenta cuando piensa que el Doc ha muerto? Y él lee cosas que nadie sabe como llegaron? Bueno, en la posdata estaba esta carta, no la leyó por respeto. Pero estaba y decía la verdad de la milonga. La posta posta eh!
Y es qué mi estimadísimo ignorante, he sido llamado a desasnarlo. Y después sí cojonudo chavalcete, sea mi mesías, y reparta sapiencia e imparta paciencia, porque serán negadores los muchos que lo detracten.
Pero algún día triunfará la verdad, y el mito que he visto predomina el futuro, será derruido.
Ayer cayó una tormenta de rayos ultravioletas y de sopas “Quick” en el planeta. No sabe lo que fue eh!, un espectáculo increíble de gente agolpándose con sus tazas y ollas, sartenes y vasitos de feliz cumpleaños, todos buscando sopita gratarola. Nadie percibió que la sopa caía caliente, ya sé, suena común, pero imagínese una lluvia copiosa de un día, cayendo sobre todos los hielos, glaciares, nieves, nevadas, rolitos, cubitos, o zonas frías polares o no, como el parque de la independencia. Lo imagina?
Bueno, yo estuve ahí, y creame, no quedaron rastros de frío por ningún lado. El mar de calor nos envolvió a todos, se extinguieron los dinosaurios (no le crea a Susana, ya leí lo que anduvo escribiendo antes), se murieron los animales de gélidos ambientes, y se calentaron los pechofríos. Claro, es fácil decirlo y difícil creerlo, pero es así. Los pingüinos desaparecieron de la faz de la tierra, lo que se ve hoy día, no es más que una mera representación holográmica creada por Isaac Newell.
Este personaje, fue un gran amigo de quien suscribe, y es sin duda, el máximo canalla de la historia. Él, qeridísimo lector desconocido, es quien inventó lo que hoy ustedes conocen como pingüinos. Son ese orgasmo diario que sentimos al despertar, porque ya sabemos que tenemos destinatarios eternos para nuestro goce. Pero son eso gente, hologramas, espero no romperles el corazón, espero que no sientan el vacío generado por la sustitución de la verdad hasta allí conocida. Pero sepan estimados, que es esta la confirmación esperada de su siempre enarbolada y trillada frase. Pingüino no essistís!
Ahora sí, sin más, me despido, con el placer del trabajo realizado, y el dolor de muñeca por escribir tanto, a Ud y al gran pueblo canalla Salud!

Atte,
Gerardo Martino (canalla de ley)

PD: No te sorprendas por el nombre man, sabé que el gran Isaquito era un empedernido bromista, y se encargó de nombrar a las plumíferas aves holográmicas con el nombre de sus amigos y cercanos cotemporales, para homenajear a cada canalla. Es mi caso, que fui jugador de esa broma llamada equipo, el de mi primo Marito Zanabria, el del tío Norberto, la abuela Julia Zamora y también el del gallego borracho del pueblo, tan bien personificado por el gordito este, que en principio era Trolo, pero se olvidaron una letra en el registro civil
En otra oportunidad te contaré la graciosa historia de la Coca Capria, famosa actriz de cabaret en mi época, o la de la prostituta más famosa, La Pioja, era muy mansa la guacha!...pero será en otra ocasión.”


Bueno, no sé ustedes, pero yo estoy convencido y proclamo en voz alta, orgulloso, emocionado, extasiado y compungido:

Susana Jiménez, me engañaste!!, los pingüinos, no existen!