Es difícil transmitir las sensaciones que tengo hoy. Ni siquiera habrían de importarle a ustedes. Pero siempre escribí un reflejo fiel de lo que soy y siento, por eso intento darle forma al miedo, a la sensibilería que me ataca.

El post dedicado a ellos contaba un poco de lo que significan. Un amor inquebrantable, tan puro y real que parecía ficticio. Cincuenta años compartidos que no hacía más que confirmar la existencia del amor eterno. Y sin embargo siempre se duda de si el enamoramiento ha de durar lo que dura la compañia.

No puedo, no tengo capacidad para demostrarles que sí. No quiero convencer a nadie, yo ya estoy convencido. Bastaron un par de fraes, dichos, sollozos.
Él en peligro, ella peligraba.

"...a los 17 lo vi entrar al club, tan buen mozo, desde ahí supe que sería mi marido..."

"...mi papá siempre decía: No te quejes, no sos fácil vos eh!, Isaac es tan bueno..."

"...sola en casa? no me molesta, pero siempre sé que a las seis y media entra él y me ilumina la vida..."

"...estaba tan asustado, me lloró y me dijo que me amaba..."

"...pobre papito, está tan debil, las manos tan frías, si el se va que hago yo?..."

"...no somos nada el uno sin el otro, si el se me va, yo me voy atrás..."

Son solo frases, quizá pierden sentido sino salen de su boca. Quizá se vuelvan endebles al estar fuera de contexto y no llevan esa carga emotiva que me dieron sus ojos brillosos, vidriados. Ni siquiera la apariencia temblorosa de los labios temerosos, esquivando al silencio, dejando salir palabras mágicamente dolorosas, pero reconfortantes.

Y yo entré y lo vi. Con la cara aún cansada, pero brillosa. Me miró y me dijo:
" Que haces braichu?..."
No me salieron las palabras, le di un beso en la frente, le agarré la mano fuerte y dejé que las lágrimas me bañaran por dentro. Mi vieja alcanzó a decirle que lo quería, él devolvió el gesto con palabras poco audibles, pero punzantes. Me fui temblando, emocionado, confirmando cuanto se aman, y que el amor es más fuerte. Por cursi que parezca, por armada que suene esa trillada frase.

No deja de sorprenderme este hombre, esta mujer. Son increiblemente humanos. Cuatro horas después de una operación a corazón abierto y ya estaban mirandose con el amor intacto. Este tipo de cosas me aflojan las rodillas, me doblan. Me dejan repleto.
Falta mucho, pero la fe sigue acompañando.