Hoy es uno de esos días. Ridículos e involutivos, en los que me vuelvo menos. En los que me descompongo, Mi Vida. Un poco en forma introspectiva y analítica. Otro poco para recomponerme en forma más adecuada. Quizás no sean tan involutivos después de todo. Sería más correcto llamarlos revolutivos. Hasta evolutivos si se observa una re organización en forma más útil, más eficiente. En fin.

Es uno de esos días, en los que me enamoro estúpidamente, de forma inocente. Casi infantil. En los que tus ojos son más que la forma en que no me miras. En los que respirar es un tibio mecanismo autómata, y tiene como única finalidad, alargar mi estadía junto a tus deseos. Donde no tienen lugar la desdicha, o el olvido. Donde solo se olvida a la desdicha. Y solo el Olvido es desdichado.

Dónde tan solo tu sonrisa, basta para llenarme. Y tu aliento, es mi único alimento. Un día en un mundo, y el mundo en un día. En el que solo necesito acariciar tu pelo, tu cara, tu cuerpo. Y sabés qué?
No es bueno eso. NO, no lo es. Porque no tengo tu pelo, no tengo tu cara y no tengo tu cuerpo. No hay aliento, no sonrisa, y no respiro. Solo el olvido, que pelea con mi infantil y estúpido amor, por sumergirme en la desdicha.

Un beso sin labios...un tiempo a destiempo que solo me indica el margen de la resignación, o la espera.
Una imagen en mi cabeza, un latido en mi plegaria....y yo solo quería caminar a tu lado.
Tomar tu mano suavemente, y dejarme llevar a ningún lugar.