Durante un mes y medio estuve viajando al rededor de mi propia persona. Viajando fisicamente por Asia y Europa, viajando metafìsicamente en la definiciòn indefinida de mis amorìos desamorados. Y de tal extraña conjunciòn, surgieron un sinfìn de escritos, algunos con destino de M, otros muchos de J, y en su mayorìa de M1. Por motivos de real apertura y confesiòn, de purificaciòn y limpieza interna, decido empezar a hacerlos flotar. Hoy les dejo el primero y el ùltimo de los que escribì en tierras extranjeras.

"Tu voz diciendo que no y tu pecho gritando mi nombre.
Las miradas privadas de su pùblico destino, surcadas por la tesitura de su desidia y la violenta indiferencia de la inseguridad.
El color de tus nervios tiñendo mis ansias, el deseo personificado en los recovecos de tu vientre y la textura de las ganas al compàs de tus manos indecisas.
Tu aliento entrecortado por el miedo y en la cima de siu culpa, mi necesidad insatisfecha. Candor de amores inconexos, de besos mitad dados, mitad por dar; de movimiento alentado de etereas y eternas caricias.
Pausa de dudas en la tormenta de ilusiones acumuladas, menos miradas, menos estar. Menos y menos, màs! Màs de la elèctrica adrenalina quemando mi sublevada intentona. Una longeva penuria que me seca el razocinio y me subyuga en el hedor maravilloso de soñarte.
Y en mis entrañas, el vaho sublime de poseer y ser poseido..."


Luego pasaban los dìas y mi cabeza desvariaba lo siguiente...

"Los besos que lleven mi nombre estampado en el destinatario, sabràn llegar, aùn cuando no me los hayas dado. Que la intensidad de tus no besos, sea compatible al fragor de los candidos recovecos añejos, que supiste desterrar.
Yo no pretendìa nada, no pretendo aùn...
Pero quisiera poder exigirle a tus labios que sepan sincerarse con el mandato de tus ganas. Sintiendome digno merecedor de tal osadìa, y aùn creyèndolo mutuo, me alejo prudente.
Evito por toda razòn, el sinsabor de besarnos sin hacerlo y pido a conciencia, olvidar el sabor de los labios que no conocì..."


Eh ademàs de limar asì, la pase de pelos!