Veamos Josele, cumpliendo con lo pactado (?), anoche terminé de leer tu primer libro, y si bien dije que tendrías mi comentario, preferí procesarlo entre sueños y cerveza.
Antes que nada, una gran sonrisa me acompañó durante la lectura. Y eso ya es una forma de decirte lo mucho que me gustó la historia, o cuan valioso me pareció tu trabajo y esfuerzo. Pero no todo es tan fácil camarada (?), así que ahora vamos a la puntillosa y sagaz, quizás mordaz, crítica del lector.

No sé bien en que parte de la historia me quedé atrapado sin salida. Me refiero al punto desconocido en que un lector se fusiona con el autor y su obra, y comprende o cree comprender, el mensaje, la historia, el backstage y las razones de un libro. Sin salida, porque no se quiere salir de esa situaión, en la que se siente uno identificado. Creo que nos fascina, a los humanos, leer algo que nos haga reflexionar sin sentir que es algo abstracto, lejano y traido de otros mundos, donde seres completamente diferentes, en forma, tiempo o estadío, no nos permiten asemejarnos.

Pasaporte me tansportó a una esfera conocida. Me remonto a un asado con amigos, una mesa repleta de buen vino, cerveza, risas y silencio. Leerlo fue una conversación con uno mismo, la interacción de un protagonista con sus propios miedos, dudas y circunstancias. La enajenación de los mismos, y el posterior triunfo, que significa para cualquier, superarse y avanzar hacia lo que algunos llamarán destino y otros, el paso elegido.

La estructura narrativa posibilita, refuerza y favorece a esa sensación de gran charla entre amigos. La identificación de un ajeno (YO) con los personajes, se da en forma natural, como si el autor lo conociese a uno de toda la vida. Es cierto que mi propia historia está siendo escrita ahora con retazos de lo que muchos verían como una composición de los personajes del libro. Es cierto tambien, que me reflejo en la transición, el miedo a la elección, y la valentía para adoptar la metamorfosis necesaria. Estimulando al cambio, proyectandolo y haciendolo visible y posible, en el corto plazo. Es cierto y real, que una novia fue de Flores, y la otra de Villa del Parque, que me apasionan el cine y el teatro; y que poseo un apodo que reemplazó fuertemente a mi nombre real. Todas esas citas de mi historia, que se igualan a partes de Pasaporte, no son casuales.

Si bien son detonantes que lo hacen a uno, reflejarse en el texto, no son más que detalles que se cruzan con mi persona, así como habrá decenas de otros identificándose en otros puntos inconexos.
Lo que denotan, es la capacidad de la historia y de su escritor. La capacidad, decía, de interpretar, representar e incorporar, a toda una gama de sensaciones reales, de cotidiana veracidad. Generando una identificación casi ineludible, por parte de cualquier lector. No es poca cosa, hablar por las multitudes. Y creo que, aun descreyendo de las generalizaciones, esta historia escrita y de lertras muertas, estáticas; puede ser un claro ejemplo de representatividad de sensciones comunes a la especie humana en forma cambiante y dinámica.

Por todo eso, por la intromisión de la música como eje, y el cine como transporte. Por la reflexión que significa la definnición interna de los confictos propos. Y sobre todo por lo que significa, finalmente, usar ese Pasaporte a ninguna parte, para llegar al destino incierto y que a pesar de la incertidumbre, nos da la calidez y la sensación de haber hallado "nuestro lugar (no solo físico) en el mundo".
Es por todo eso, que te felicito y puedo recomendar la historia a cualquiera, sin temor a que se sienta decepcionado. No es poca cosa Josele, claro que no.

Abrazo
Toro