Ahí me perdí. Desde un primer momento, desde el fugaz paso de la mía por la tuya, ahí donde se cruzaban. Donde se entretejían alianzas, donde se quemaban los sueños, donde ardía el deseo y se liberaba la magia.
Ahí donde decías más de lo que querías, de lo que debías, donde comprendía todo, aún sin gestos, sin palabras...
Ahí donde la luz reflejaba lo oscuro de tu ser, tus miedos, tus apagones, tus fobias y tus delirios. Donde la ceguera se hizo ama y señora, donde fui siervo de un capricho uniforme y sigiloso.
Ahí donde el mundo se dividía en dos, donde hubo un antes y un después. En el que no cabía un horizonte finito, no entraba en juego la duda del estar o no, de dejarse volar los sesos. El aire espeso se licúa en tu visión, se vuelve tímido el más engalanado y verborrágico de los mortales.
Ahí me sentí morir y renacer, ahí me reinventé, descansé, me acomodé y me despedí, ahí donde nunca han de faltar razones para hallarse.
Ahí te dejé a vos, con inestables explicaciones y ansiada liberación, pero vos sabés, y yo lo sé, que hoy, al fin, podemos cruzar otra vez la línea de nuestros ojos, donde se funden las miradas en una y tiemblan los recuerdos, donde sólo habrá rastros de amor desenfrenado y de increíble cariño eterno.
Ahí, en tu mirada, bondadosa, despiadada, que me atrapó súbitamente, pero me dejó escapar, no me tortura y eso la vuelve deseable y cálida una vez más...
Y así voy yo, mirando a todas y cada una de las personas a los ojos, descubriendo que habrá más allá de las pupilas, pronto me djaré atrapar...mirame!