Ayer entrevisté a Estela de Carlotto en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo y, entre otras cosas, comentó un diálogo recurrente que solía tener con su hija Laura antes de que la desaparecieran. Ella solía desalentar la militancia de su hija por el instinto materno de la protección y Laura, que tenía 22 años, le contestaba: "Al menos, no habré muerto en vano".

La causa por la que murió, aún cuando los medios serán eternamente cuestionados, es de una nobleza inexpugnable. Han pasado ya 30 años y es probable que pasen otros tantos sin que asome siquiera un atisbo de justicia social.

Abran sus diarios favoritos, miren a través de sus ventanas o caminen 3 cuadras a la redonda. El mundo está ahí, esperando a que lo cambiemos.




Relanzamiento del blog este... 2.0 (?)